3 abr 2012

Carta 9

Mamá, me dijiste que tenía razón en lo que decía.
Supongo que te referías a la conversación que tuvimos en la habitación del hospital con la sobrina de tu vecina de cama.
El segundo día no estaban ellas.

Me refería al sentido de la cadena de la vida. Unos damos paso a otros.

De estos últimos meses, me queda el vacío ante lo que me toca hacer a nivel laboral.

No quisiera volver a ello.

Pienso que la docencia debería terminar cuando el docente deja de encontrarle sentido.

Eso es lo que me ha pasado.

En los años anteriores, lo viví con pasión y dedicación.

Había descontado los años que me faltaban para la jubilación.

Ahora me parecen largos.

Quisiera tener una alternativa.

Tengo que mirarlo.

Los tiempos han cambiado tanto, que pienso que mi ayer no tiene función en el hoy. No en ese terreno.

He abierto un nuevo horizonte. El de las letras.
De ellas no se puede vivir.
Son pocos los afortunados.

Llenan mi vacío y le dan sentido a mi ser y estar.

No llenan, ni llenarán nunca el que tu marcha me ha dejado, pero no dejaré de tenerte ante mí.

Me quedé huérfana.

A papá, lo tengo como a mi mejor prenda. Quiero que esté contento. Que nada le falte. Que siga sintiendo el calor de mi amor. Que no sufra tu ausencia. Que viva.

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